Los
mercados en nuestro país son espacios que se encuentran en constante
transformación debido a la gran cantidad
de personas que confluyen en él, algunos de forma transitoria comprando materia
prima, otro tanto buscando algún objeto extraño o gente que simplemente concurre
a estos espacios para comer. Otro grupo de personas es el que con su trabajo da
forma al espacio, vendiendo cualquier tipo de objeto como un remedio para el
mal de ojo, las tortillas para la comida, coladeras, cemitas y chanclitas o las
señoras que a diario compran lo necesario para su hogar o negocio sin olvidar a
los niños que ayudan con las bolsas a cambio de unos pesos o los borrachitos de
costumbre en el cervecería clandestina. Esto es lo que le da tradición e
identidad nacional a un espacio común es todas las partes del mundo, su gente la cual en su mayoría está compuesta por población en
condiciones de marginalización, ya sean personas que viven en la misma ciudad o
fuera de ella pero que con su ingenio sumado a la tradición popular generan
elementos de un kitsch mexicano.
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